Doce años después de su aparición en 1996, que supuso la irrupción de Juan Manuel de Prada (1970) en el panorama literario español, se publica en otra editorial distinta a Valdemar Las máscaras del héroe, su primera y elogiada novela, la que le abrió las puertas del posterior éxito literario. El mundo que aparece descrito en estas páginas, el de la bohemia madrileña, marcará sus posteriores libros, como Las esquinas del aire, la biografía novelada de la escritora Ana María Martínez Sagi, y también Desgarrados y excéntricos, colección de esperpénticas biografías de escritores de la bohemia, libro que tiene mucho que ver con Las máscaras del héroe. A partir de La vida invisible, de 2003, hay un importante cambio en su concepción de la literatura, centrándose ahora en los problemas existenciales y morales del hombre contemporáneo, como también se aprecia en El séptimo velo (2007).
Las máscaras del héroe es una novela coral sobre un grupo de escritores sumergidos en una bohemia cochambrosa, libertina y lumpen del Madrid de principios de siglo. En ese Madrid convivieron autores que destacaron en el mundo de las letras y otros escritores hambrientos y decadentes, que no alcanzaron ninguna fama literaria y sí prestigio como ingeniosos pícaros y expertos en sablazos. Lo mejor del libro son las descripciones y las acciones protagonizadas por ese “suburbio de la literatura”, donde brilla con luz propia un personaje real, Pedro Luis de Gálvez.
Prada asume bien sus numerosas influencias, entre las que sobresalen las lecturas de Quevedo, Valle-Inclán, Cela, Gómez de la Serna, los surrealistas y Umbral. Su tendencia hacia el esperpento y el expresionismo le hace caer en reiteradas ocasiones en la hipérbole caricaturesca cuando retrata a sus personajes -que Prada considera como una de las señas de identidad de su estilo- y cuando se detiene, no pocas veces, en morbosas digresiones eróticas.
Prada se siente heredero de este submundo literario que conoce a la perfección, de ahí el valor documental de su libro. Sin embargo, la excesiva presencia de la metaliteratura hace que su estilo pierda espontaneidad y se noten demasiado sus fuentes literarias. Por otra parte, Prada resalta en exceso la vida sexual de esta destartalada bohemia.