Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 15/14
Boyle ha escrito una novela como un torbellino: intensa y vital. Vidas agitadas, impacientes y difíciles; un estilo vibrante y lleno de referencias clásicas y cultas, de belleza en sus descripciones y de personajes apasionados y bien delineados. Nos presenta a un Frank Lloyd Wright a través del espejo biselado, coloreado y deformado de sus tres primero amantes y luego esposas: Olgivanna, Miriam y Mamah.
Esos nombres son los títulos de los capítulos que se exponen en orden cronológico inverso al real, lo que convierte al libro en una tarea para el lector que se ve expuesto a su propio conocimiento o ignorancia sobre el famoso arquitecto. Los datos reales que Boyle vierte con…
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