La Esfera de los Libros. Madrid (2004). 270 págs. 17 €.
Treinta años de trabajo en las filas feministas, una amplia formación académica y sobrada experiencia como abogada en un despacho barcelonés ofrecen un currículum suficiente para abordar el análisis de los logros y fracasos en el itinerario hacia la igualdad de la mujer en España. El resultado se aleja del optimismo.
Falcón presenta el testimonio de un abanico de mujeres jóvenes sin ideales, escépticas, aburridas y que, bajo una apariencia de gran seguridad, siguen sufriendo el paro, los malos tratos, los sacrificios personales que supone la maternidad, y lo que es peor, siguen siendo tan dependientes de los hombres como quizá lo fueron sus abuelas o sus madres.
Hay que reconocer a la autora su valentía a la hora de buscar las causas. Ella misma, como madre, entona un primer mea culpa por el fracaso educativo en el ámbito familiar -padres excesivamente permisivos-, al que se une el de la escuela, el de la televisión, etc. En el fondo, seguramente sin pretenderlo, parece proclamar que la ruina es de toda la sociedad. A este diagnóstico final llega tras casi una veintena de entrevistas -madres solteras sin trabajo, okupas, víctimas de abusos sexuales, drogadictas, punkies, etc.- y con el apoyo en encuestas sociológicas y en la descripción de los hábitos culturales y de ocio. El retrato social adquiere los tonos más crudos y decepcionantes al toparse con la banalización del sexo.
El esfuerzo de Lidia Falcón merece otro final. Sin ser siquiera una activista del feminismo es imposible cerrar los ojos a tantos logros que las defensoras de la igualdad han conseguido para todos -hombres y mujeres-. Tal vez las conclusiones excesivamente pesimistas de la autora habría que achacarlas a la muestra escogida -casi siempre cercana a la marginalidad- y más bien a la superficialidad de la cultura, a la falta de esos principios fundamentales -sobre los que pasa de puntillas- y que realmente sustentan a cada persona singular, más allá de las políticas de igualdad de oportunidades.
M. Ángeles Burguera