El argumento de esta nueva novela del autor peruano tiene el sello típico de los libros publicados por Bryce desde hace veinte años. Un rico abogado limeño llega a Barcelona dispuesto a comprar una casa en donde vivir un retiro dorado tras décadas de trabajo fructífero. La adquisición parece fácil, pero todo empieza a fallar cuando encomienda la reforma de la vivienda a un arquitecto sin título, un tal Pancho Marambio. Al darse cuenta de que ha sido víctima de un chapucero, se da a la bebida.
El protagonista entra en un proceso de autodestrucción de la que sólo sale al final sin que se sepa muy bien por qué. La novela no lo aclara, aunque también es cierto que antes ha dejado muchos cabos sueltos.
Una vez más hay que lamentar el progresivo deterioro de calidad de la producción literaria de Bryce Echenique. No sólo repite con autocomplacencia el mismo tipo de protagonista (a saber, varón culto, bondadoso, viajero, alcohólico, mujeriego y patético), sino que su prosa presenta síntomas de un nulo vuelo imaginativo. No hay un mínimo trabajo descriptivo y se desaprovechan situaciones como las que podría crear el personaje de Pancho, un pícaro casi fantasmal dado el poco juego que se le saca.