Unas lecciones de historia de la Filosofía sobre una treintena de grandes filósofos, pueden tener interés por el enfoque personal que el autor inspire a sus páginas, debido a su propia biografía intelectual. Me parece que este es el caso. Kołakowski es conocido por haber evolucionado desde el marxismo hacia un compromiso intelectual contra los totalitarismos, implicarse en movimientos democráticos y cultivar la docencia como catedrático de historia de la filosofía en Varsovia desde 1950.
“Me gustaría hablar de los grandes filósofos de tal modo que aflore una idea de cada uno de ellos, la idea crucial que constituye el pilar del edificio que erigieron”. Estas palabras del autor al inicio de su libro se muestran certeras: realmente Kołakowski no pretende resumir ni a Sócrates, ni a Platón, ni a Hume o Heidegger, sino que elige alguna de sus líneas de pensamiento constitutivas, fácilmente reconocibles por cualquier asiduo a la historia de la filosofía. Y este es el requisito previo para disfrutar del libro: cierto conocimiento de los filósofos elegidos, para poder valorar la interpretación personal del filósofo polaco.
Kołakowski termina las breves páginas que dedica a cada pensador con unas preguntas que nos hacen reflexionar de nuevo sobre la vigencia de su filosofía, sobre si esas preguntas siguen siendo certeras, como flechas que apuntan al blanco, aún hoy en día. Al catedrático polaco no le interesa apenas la vinculación de cada filosófo con un época histórica, sino la validez permanente de su pensamiento y, por ello, sus preguntas son un modo de hacer vibrar la cuerda de ese pensamiento para que siga resonando en el nuestro.