Las propiedades de la sed, de Marianne Wiggins (Pensilvania, 1947), finalista del Premio Pulitzer, se desarrolla en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Rocky Rhodes vive con sus hijos gemelos, Sunny y Stryker, en un rancho del valle de Owens (California), lugar lleno de recuerdos, donde ha fallecido su esposa. El rancho está cercano a una zona donde escasea el agua, lo que acarrea ciertos problemas domésticos. Cuando estalla la guerra, Stryker decide marcharse al frente mientras Sunny, su hermana, se queda en casa y se dedica a repasar los libros de cocina francesa de su madre, en los que descubre un mundo delicioso.
Junto al rancho de los Rhodes, el gobierno ha construido un campo de internamiento al que son llevados a la fue…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.
Un comentario
El libro tiene pasajes realmente buenos, aunque el desenlace es precipitado. Aunque los personajes abundan en humanidad, la falta de referencia a la trascendencia, o quizás la despectiva referencia a la trascendencia, restan fuerza a una historia que podría ser una obra de arte.