Palabra. Madrid (1995). 284 págs. 1.250 ptas.
El objetivo de este libro es ayudar a padres y a profesores, en particular los que son preceptores de alumnos, a formar a los chicos, según sus respectivas misiones y en estrecha colaboración. No todos los colegios tienen la figura del preceptor personal de los alumnos, pero al menos suele haber tutores de grupo especialmente encargados de las relaciones con los padres. Para estos casos, los autores indican modos de aprovechar los cauces existentes y suplir las carencias. Están convencidos de que la educación, que en primer lugar compete a los padres, no se limita a la transmisión de conocimientos y ha de alcanzar a toda la personalidad. Cualquiera suscribiría este principio, pero hay que saber llevarlo a la práctica. Eso quiere facilitar el libro, que parte de la experiencia. Los autores, al sembrarlo de casos reales, hacen mucho más que dar ejemplos ilustrativos: se nota que tienen conocimiento directo de la vida escolar.
Rafael Serrano