Las torres de febrero no es el tipo de novela al que nos tiene acostumbrados Tonke Dragt (Carta al Rey, Los secretos del Bosque Salvaje), ya que en este caso no hay un protagonista en busca de aventuras. El origen del libro resulta sumamente inquietante: un manuscrito, más bien varios cuadernos de notas, fueron enviados a la autora por el hermano del protagonista, para dar a conocer una extraña historia y por si algún lector pudiera facilitar algún dato sobre el paradero del hermano desaparecido.
Esta enigmática novela plantea la existencia de otros mundos, a los que podremos viajar si conocemos la palabra que nos lleva a ellos. Tom conocía la palabra, y apareció en un mundo en el que las dunas y unas extrañas torres le traen ciertos recuer…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.