Edhasa. Barcelona (2005). 676 págs. 32,50 €. Traducción: Manuel Serrat Crespo.
Dos veces reina (de Francia, casada con Luis VII, y de Inglaterra, con Enrique II) y madre de tres reyes, Leonor de Aquitania (1122-1204) reinó durante casi 7 décadas. Durante este tiempo recorrió incansablemente Europa para tratar de preservar la unidad y la paz de sus dominios, antes de terminar sus días ya octogenaria en la abadía de Fontevraud.
Personaje fascinante por muy diversos motivos, la historia ha trazado de Leonor un retrato ambivalente: mujer política, de poder temible, inagotable viajera, conocedora de culturas diversas y entendida en maquinaciones cortesanas, Leonor desencadenó pasiones en su tiempo y permanece como una de las figuras femeninas más cautivadoras de la historia de Francia. Con ocasión del octavo centenario de su muerte (1204) han proliferado estudios y biografías sobre el personaje que, en su mayoría, alimentan viejas fábulas en un intento de prolongar el mito de la mujer perturbadora e inmoral que irrumpe en el universo esencialmente masculino del mundo feudal.
Entre la amplia producción literaria dedicada a la reina Leonor, destaca este estudio de Jean Flori, Director del CNRS (Centro Nacional de Investigaciones Científicas) y miembro del Centro de Estudios Superiores de la Civilización Medieval. Flori ha dedicado gran parte de sus investigaciones a estudiar la historia y evolución de la caballería y de las cruzadas, lo que le ha convertido en uno de los mayores expertos actuales en la materia. Señala el autor cómo, en el caso de Leonor de Aquitania, es difícil separar «quirúrgicamente» historia de leyenda, puesto que el mito en torno a Leonor surge ya en vida de la propia reina. De ahí que haya optado por presentar un libro en dos partes bien diferenciadas.
En la primera, estudia los hechos históricos probados y contrastados, apoyándose en documentos de la época y elaborando con ellos una completa biografía razonada del personaje. En la segunda parte, Flori analiza las cuestiones controvertidas sobre Leonor: su actuación en la Cruzada, su papel en la difusión del amor cortés, su patronazgo artístico y literario y su protagonismo en la recuperación de los mitos artúricos.
Sin duda esta segunda parte del libro es la más original al establecer un convincente paralelismo entre el mundo real representado por Enrique y Leonor y el mundo mítico encarnado por Arturo y Ginebra. Desde el punto de vista político era muy conveniente a la dinastía Plantagenet, de origen francés, entroncar con Arturo, el rey inglés por antonomasia. Como contrapartida, la mirada crítica sobre Ginebra, la reina infiel, se hará extensiva a Leonor, alimentando la leyenda negra de una mujer indómita, rompedora con los usos y costumbres de su tiempo, lo cual desde una perspectiva actual resulta sumamente interesante.
El estilo narrativo de Flori le ha permitido alejarse de la pura erudición, con lo que ha conseguido, sin apartarse del rigor histórico y científico más exigente, obras accesibles a un público mayoritario. Ya en «Ricardo Corazón de León», Jean Flori demostraba ser uno de los biógrafos más serios y rigurosos de las grandes personalidades de la Edad Media, y dueño de una prosa fluida. Su profundo conocimiento de la época le permite tratar con toda fidelidad el marco histórico en el que se movía la realeza y la aristocracia y analizar e interpretar el comportamiento de los personajes más allá de una simple exposición de hechos.
Margarita Sánchez