Jan Patočka (1907-1977), renombrado filósofo checo, seguidor de Husserl y defensor de Heidegger, fue uno de los pensadores más lúcidos e influyentes del movimiento cívico de resistencia al comunismo. Tras años de magisterio clandestino, murió después de un interrogatorio policíaco de más de diez horas.
El presente volumen recoge una serie de textos de temática variada: hay escritos científicos, coloquios con estudiantes, glosas de algunos textos, reflexiones sobre la civilización occidental… En todos ellos late la visión personal del autor sobre el trabajo filosófico y la libertad. Para Patočka, la vida intelectual es un camino, una búsqueda constante de la transcendencia, sin por ello abocar en un pensamiento teologizante. Asume que el pensar parte de la admiración, pero para él ésta adquiere tintes dramáticos. En efecto, lo sensible, lo admitido vulgarmente constituye un obstáculo para que el hombre se lance a la búsqueda de lo eterno; sin embargo, si se prescinde de todo ello, aparece el abismo de la nada.
No se esconde en estas páginas que el camino de la libertad está relacionado con el sacrificio: de ahí que la filosofía aparezca entrelazada con la heroicidad, con la resistencia, aunque este compromiso con la libertad lleve al hombre hasta la muerte, como ocurrió con Sócrates, como ocurrió con Patocka.
Lo que a los ojos del vulgo aparece como pérdida, en el filósofo es plenitud, sostiene el autor. Esto no significa que la labor del pensador sea una actividad aristocrática: todo hombre, en mayor o menor medida, puede participar de “esa vivencia” de la libertad que le conduce hasta el umbral del abismo, pero que le permite vislumbrar lo transcendente en lontananza.
A partir de lo señalado, Patočka puede reconstruir y criticar la racionalidad científico-técnica propia de la modernidad, sustentada precisamente sobre la dominación y el sometimiento de la naturaleza. De nuevo con Heidegger, Patočka exclama que el hombre no puede crear la verdad ni el ser; sólo llega a descubrir a una y a hacerse servidor del otro.
Desde un punto de vista social, se pregunta el autor por los fundamentos espirituales de la vida contemporánea y sostiene que han sido olvidados por el pensamiento técnico. Con frase certera, subraya que “es una época de optimismo, pero difícilmente de felicidad”, porque si bien la técnica permite satisfacer de forma más eficiente las necesidades, no conlleva un florecimiento de lo espiritual.
Patočka asume el estilo de los filósofos clásicos y está más pendiente de la verdad de sus afirmaciones que de la genialidad de su discurso. Como buscador de la verdad, huye de la construcción de sistemas teóricos cerrados y conforma sus ideas al hilo de las vivencias humanas. Es cierto que se podrían matizar algunas de sus tesis, pero su escritura revela la tensión propia de un pensador genuino, preocupado por la situación del hombre y de la sociedad.