Hace justamente veinte años el libro Historia del tiempo, del físico Stephen Hawking, se convertía en un best seller. ¿Cómo un libro que trata sobre el origen del universo pudo causar un impacto tan grande en el público? El famoso divulgador científico (y también físico) Carl Sagan da una pista en el prólogo: “la palabra Dios llena este libro”. De hecho, el propio Hawking ha declarado en una entrevista a la BBC: “Es difícil discutir el origen del universo sin mencionar el concepto de Dios. Mi trabajo sobre el origen del universo se halla en la frontera entre ciencia y religión, pero intento permanecer en el lado científico de la frontera. Es completamente posible que Dios actúe de formas que no pueden ser descritas por las leyes físicas. Pero, en ese caso, uno tiene que recurrir a las creencias personales”.
En este contexto se enmarca el libro de Soler Gil, doctor en filosofía por la Universidad de Bremen, especialista en el debate sobre cosmología, ciencia y religión, y autor de Dios o la materia (2008), entre otros trabajos. En este último, Soler aborda las consecuencias metafísicas que se desprenden de la cosmología de Hawking.
Pese a que el físico de Oxford ha dicho en varias ocasiones que en su modelo cosmológico no hay lugar para un creador, Soler sostiene que esta afirmación (más filosófica que científica) no se desprende de sus tesis; es, a su juicio, un añadido ideológico fruto de sus prejuicios materialistas y que, en ningún caso, se deriva de las ecuaciones que definen su modelo cosmológico. Es más, Soler defiende la tesis contraria. Según Soler, el modelo de Hawking expresado en Historia del tiempo, es totalmente compatible con el teísmo. De ahí que el objetivo de este libro sea, pese a todos los déficits filosóficos que tienen los análisis de Hawking, “un intento de proseguir el diálogo con Hawking, para tratar de establecer algunas de las implicaciones de su cosmología en el ámbito de la filosofía de la naturaleza”.
Entre la infinidad de asuntos posibles a tratar, Soler restringe el diálogo a dos temas: “las consecuencias del modelo de Hawking para la teología natural, y la relación entre el concepto de ‘tiempo’ subyacente a dicho modelo y la experiencia humana de la temporalidad”. Para ello el autor divide el ensayo en tres partes. En la primera, la más breve, analiza las ideas básicas del modelo de Hurtel y Hawking. En la segunda se define en qué consiste realmente el desafío de dicho modelo para la teología natural, la respuesta que han dado algunos especialistas en este campo a lo largo de estas dos décadas. Soler concluye que ese modelo no supone el fin de la teología natural, “sino que podría ser empleado para presentar algunas de las vías cosmológicas de acceso a la existencia de Dios con más claridad incluso que la derivada de usar el modelo cosmológico estándar”. La última parte dedica sus cuatro capítulos a reflexionar en torno al concepto de tiempo.
Soler nos brida así un libro de gran valor para todos aquellos interesados en la reflexión en torno a los temas fronterizos entre cosmología, metafísica y religión. El único inconveniente es que en ciertas ocasiones el lenguaje supone un obstáculo para el público no especializado.