Los días de París comienza con la llegada de la autora en el Orient Express a París, “el lugar de mis fantasías”, después de cuatro años de “revolución, de terror, de ruina, en los escombros de un mundo abolido” en su natal Bakú, la capital de Azerbaiyán, país que tuvo una efímera independencia durante la Revolución Rusa y en la que su padre, hombre de negocios dedicado al petróleo, fue designado ministro antes de ser detenido y encerrado en la cárcel, de la que consiguió salir para trasladarse también a París. La autora, Banine, casada a los quince años en un matrimonio concertado, abandona a su marido en Constantinopla antes de su viaje, para no reunirse con él nunca más. Para ella, París era sobre todo el símbolo de la libertad.
Umm El-B…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.