Metáfora. Madrid (2000). 236 págs. 2.800 ptas. Traducción: Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pistelek.
Los Karivan está formado por cuarenta breves relatos que protagonizan otros tantos descendientes de Iván el Negro, que vivía en Bosnia cuando esta tierra todavía formaba parte del Imperio Turco. Pretenden ser, pues, una narración coral sobre los bosnios, pero sin llegar a constituir una novela: los relatos, que se extienden a lo largo de doscientos años, no tienen entre sí otra unidad que la ambientación y las relaciones de familia de sus personajes.
Miljenko Jergovic (Sarajevo, 1966) es un corresponsal y columnista bosniocroata que comenzó su carrera narrativa publicando artículos en diversas revistas de su ciudad natal; en la actualidad tiene editados varios libros de poesía, ensayo y narrativa. En español ha aparecido con anterioridad otro libro de relatos, El jardinero de Sarajevo (ver servicio 11/00), que fue traducido a numerosos idiomas y por el que recibió el Premio Sandor Gjalski de la Asociación de Escritores Croatas y el Premio de la Paz Erich-Maria Remarque en Alemania.
Los Karivan son hijos de Iván el Negro, y los negros son, en Bosnia, asesinos o héroes. No consta que Iván fuese un delincuente y, desde luego, no protagonizó hazaña alguna. Tanto él como sus descendientes llevaron una vida más bien gris; quizá a Iván se le apodó el Negro porque era herrero… Lo cierto es que los Karivan, a lo largo de los últimos doscientos años, han vivido historias muy humanas bajo el dominio turco, en el Imperio austro-húngaro, durante la ocupación nazi, en la época de penuria y de opresión comunista, y desde 1992 sufrieron el acoso de los francotiradores y los cañonazos en Sarajevo. Los Karivan han mantenido sus lazos de familia por encima de su pertenencia a diversas religiones, dialectos o etnias; pero en 1992, con los primeros enfrentamientos, tras la desmembración de Yugoslavia, dejaron de reconocerse.
Mientras que en El jardinero de Sarajevo todo se centraba en la última guerra bosnia, en estos relatos hay mayor presencia de épocas anteriores. Son historias de ferroviarios, de novias, de niños, de felicidades y amarguras, de guerras y tiempos de fiesta. Son relatos con personajes apenas esbozados, pero llenos de realidad y fuerza expresiva.
Ángel García Prieto