Como ocurre entre un político y un periodista, la amistad entre un crítico literario –profesional o aficionado– y un escritor está abocada a la colisión. Las exigencias de la lealtad y las del juicio son difíciles de conciliar y, a la hora de emitir una opinión sobre la obra de un amigo, o se pierde la objetividad o se pierde al amigo.
Este ejemplo, del que puede dar fe la historia de la literatura, es uno de los que esgrime Simon Keller para ilustrar los escollos entre los que navega el concepto de lealtad. No se trata de una mera anécdota, porque el hecho es que la afinidad, irremediablemente, empaña el juicio crítico. Con este primer binomio lealtad/amistad, el autor empieza a delimitar el objetivo de su obra, que consiste en acercarse a…
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