Alianza. Madrid (1996). 63 págs. 100 ptas.
Este brevísimo libro es un homenaje de escritor a escritor. Un elogio fúnebre, pues el homenajeado está muerto. Antonio Tabucchi se ha consagrado desde hace tiempo como uno de los máximos especialistas académicos en la obra de Pessoa. No es frecuente que los filólogos se dediquen a la creación y que, encima, lo hagan bien. Pero lo más llamativo es que Tabucchi elige ahora una forma narrativa para asediar una vez más al poeta que más le ha seducido, influido, obsesionado. Esto no es propio de filólogos, sino de artistas.
La estructura se cimenta en torno a las supuestas visitas que pudo recibir el poeta portugués antes de morir, alcohólico y olvidado, en el hospital de São Luis dos Franceses en Lisboa. Van desfilando, uno tras otro, todos sus heterónimos, es decir, todas las personas ficticias que Pessoa imaginó y por medio de las cuales escribió su vasta y laberíntica obra literaria: Alvaro de Campos, Ricardo Reis, Bernardo Soares, Coelho Pacheco, Alberto Caeiro, y el menos conocido y el más discutido por la crítica: Antonio Mora.
Otras obras de Tabucchi han explorado caminos similares, a través de las alusiones culturales, el clima de ensueño y el sarcasmo amable. Entonces ¿a qué viene toda esta parafernalia de fantasmas? Probablemente para decirnos que ante la muerte del escritor lo que cuenta es la obra que ha dejado, haya sido publicada en vida o no (como fue el caso de Pessoa).
El libro interesará al que quiera acercarse a la obra de Pessoa y, será una gratísima experiencia para quien ya la conozca.
Javier de Navascués