Tusquets. Barcelona (2006). 242 págs. 16 €.
Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) cuenta con una sólida trayectoria literaria. En sus novelas y libros de relatos (como «Fuegos con limón» y «Los ojos vacíos») demuestra poseer una desbordante imaginación, a veces desmesurada. Profesor de español en Alemania desde hace ya muchos años, sus libros destacan por su entusiasta manejo del idioma y por la creación de unos personajes que viven sumergidos en un singular surrealismo. No es Aramburu un escritor realista ni costumbrista, ni tampoco un novelista que emplee la literatura como ejercicio memorialístico o testimonial.
Por eso resultan más sorprendentes si cabe estos relatos, que poco tienen que ver con el resto de sus libros, aunque ya en algunos de ellos se describe el enfermizo clima moral que se respira en algunos lugares del País Vasco, especialmente en aquellos controlados por la izquierda nacionalista.
Los relatos que forman «Los peces de la amargura» se centran exclusivamente en las víctimas del terrorismo de ETA. En unas ocasiones, se trata de personas que se encuentran de manera imprevista con la violencia; en otras, las víctimas son las habituales: políticos o representantes de las fuerzas de seguridad.
Aramburu se muestra especialmente lúcido a la hora de describir el ambiente en el que viven las víctimas, abordado de diferentes maneras y perspectivas, sin caer en el melodrama y sin dejarse llevar por el empleo de fáciles maniqueísmos, que simplificarían y rebajarían el alcance literario y ético de este libro. Y es que estos relatos muestran dramas y situaciones auténticas y verosímiles, escritas con una mirada literaria. Aramburu ha escrito un excelente libro literario, no un panfleto.
Adolfo Torrecilla