Novela que continúa Carta al rey (ver Aceprensa 114/05) y que tiene igual calidad y atractivo: mucho. Puede leerse con independencia, pero se sigue mejor si se conoce la historia previa pues bastantes personajes reaparecen y ambas tienen el mismo fondo argumental de la rivalidad entre dos príncipes hermanos.
La historia comienza cuando, en vista de que el caballero Ristridín no vuelve, después de haberse internado en el Bosque Salvaje, sus compañeros van en su busca, Tiuri y su escudero Piak con ellos. No lo encuentran pero acaban descubriendo qué le pudo pasar, quiénes son los misteriosos habitantes del Bosque Salvaje, y los planes ocultos de Eviellan para invadir Unauwen. Todo conduce a una batalla final entre los dos ejércitos y a un duelo entre los dos hermanos gemelos, hijos ambos del rey.
La escritora holandesa de nuevo hace gala de su talento narrativo y descriptivo. Con un lenguaje claro y rico, y muy colorista, logra una historia intrigante alternando escenarios y personajes, y mete al lector en el hilo de pensamientos y el vaivén de sentimientos de sus protagonistas, de Tiuri principalmente pero también de Piak y de Ristridín. Consigue momentos de gran tensión, como las partidas de ajedrez entre Tiuri y el Caballero Negro, o como el duelo final entre los dos hermanos gemelos.
Subraya poderosamente la relación de amistad entre Tiuri y Piak, y por supuesto, todos los rasgos propios de unos héroes caballerescos: lealtad, valor, sentido del deber, etc. Los más inesperados personajes pueden dar lecciones acertadas: cuando Piak le dice al ladronzuelo Adelbart que «me caes bien. Y lo que hagas no es asunto mío», la réplica es magnífica: «Si te caigo bien, sí debe importarte».