Marguerite y Armand, los hermanos Benoir, autodenominados los Sioux, conforman el centro de una riquísima familia francesa de antes de la Primera Guerra Mundial, con base en París y posesiones en Luisiana. Él tiene un hijo a punto de casarse y es un mujeriego incorregible. Ella acaba de contraer su tercer matrimonio y aporta del primero a su pequeño George, un niño de nueve años con un carácter fuerte y una terrible enfermedad. El conjunto se completa con un ejército de chóferes, institutrices y criados. Vincent Castleton, el tercer marido, vive el matrimonio con flema inglesa y ejemplifica el hecho universal de que cada quien no se casa solo con la persona que ama sino con toda su familia.
Irene Handl (Londres, 1901-1987) fue una actriz que escribió dos novelas de éxito. Esta que comentamos, la primera de ellas, es de 1965. La extracción teatral de la autora se percibe en que la novela es en un noventa y cinco por ciento diálogos, algunos bastante conseguidos.
Los Benoir, extraña mezcla de culturas coloniales (y esclavistas), son extravagantes y volubles, esnobs y amorales. El argumento en esta ocasión no resulta relevante, pues estamos ante una novela de ambiente y de actitud ante la vida. Los capítulos son una sucesión de escenas familiares, muchas generadas en torno a la educación de George, encaminadas a mostrar el carácter estrafalario de los Sioux.
Entre el histerismo y la sofisticación, la visión de la vida que se nos muestra resulta tan divertida como insustancial. La novela es entretenida y original, sin llegar a ser más que un pasatiempo con cierta personalidad.