“Estamos construyendo una sociedad coherente con el Orden Divino”, afirma Tía Lydia, una de las tres narradoras de esta novela, continuación de El cuento de la criada. Una secta se ha hecho con el poder en Estados Unidos, que se transforma en Gilead, una “teocracia puritana” donde, bajo la inspiración de ideas tomadas del Antiguo Testamento (bastante peregrinas hasta en su justificación), los hombres (los Comandantes) tiene absoluto control de todo, y las mujeres (divididas en Tías, Esposas, Marthas y Criadas) desempeñan un papel secundario. Las Tías se dedican a la educación; las Esposas, al gobierno de las casas y a la familia; las Marthas son las empleadas domésticas, y las Criadas, el último escalafón, son esclavas sexuales destinadas a…
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