Pre-Textos. Valencia (2004). 188 págs. 11 €.
Esta antología en la que participan 90 autores, nació por iniciativa de la librería Rafael Alberti de Madrid con el objetivo de «homenajear a las víctimas y a sus familiares». Han participado en ella poetas de todas las generaciones y tendencias, y de las cuatro lenguas oficiales, para mostrar que, en unos momentos tan dolorosos, la unidad y la concordia han de estar por encima de cualquier diferencia. Los beneficios de la venta se destinan a la Fundación Víctimas del Terrorismo.
El lector se encuentra con una variada muestra de versos que ofrecen diferentes perspectivas del dolor. Todos constatan la sorpresa incomprensible de la muerte. Y una lección muy simple: «el mal existe». Pero cada autor lo refleja a su modo, con su estilo, con su personal manera de entender los acontecimientos. Por eso, la antología viene a ser también un buen reflejo de la actual pluralidad poética.
Aunque el panorama es amplio, destacan algunas voces: la concisión de Amalia Bautista; el tono meditativo de Dionisio Cañas, Ignacio Chao o José Ángel Cilleruelo; la misteriosa cercanía de la muerte en Miguel DOrs; el impacto de aquel día de José Ignacio Foronda; los objetos abandonados que nos hablan de sus dueños en los poemas de Pablo García Casado y Pedro Sevilla; la imitación de Blas de Otero que hace Antonio Jiménez Millán; la sorprendente elegía de los nombres de Guillermo López Gallego; el dolor en primera persona de Eduardo Jordá; la voz del ejecutor, en Benjamín Pardo; o la sentida invocación religiosa de Enrique García-Máiquez y Pedro Antonio Urbina. En definitiva, un libro para no olvidar la frágil condición humana.
Pedro L. López Algora