A comienzos del año 2020, la Federación del Gremio de Editores de España estaba dándole vueltas a la publicación de un manifiesto en defensa de la lectura. Sin duda el empeño era loable, aunque es difícil que una iniciativa de este tipo tenga calado en la opinión pública. Sin embargo, cuando esto sucedía y para sorpresa de todos, una desconocida escritora zaragozana no dejaba de vender ejemplares de un ensayo de 400 páginas sobre la historia de los libros. En tan solo un año, El infinito en un junco, de Irene Vallejo, ha llegado a más de 150.000 lectores en España, y se ha traducido a más de 30 idiomas. Su estilo fresco y ameno fue decisivo para invitarla a escribir una defensa de la lectura en un mundo dominado por las pantallas.
El resultado final son estas 64 páginas que esbozan con fuerza los principales argumentos en favor de los libros: el placer de disfrutar grandes historias; la invitación a salir de uno mismo para conocer otros mundos; el desarrollo de la paciencia y la reflexión en una sociedad que cada vez corre más y tiende a confundir lo urgente con lo importante, etc. La impronta personal de Vallejo se deja sentir con fuerza en el texto, al igual que ocurre en las numerosas conferencias de la autora disponibles en YouTube y que la están posicionando como referente en la defensa de las humanidades.
Lógicamente, un manifiesto por la lectura se tiene que apoyar en argumentos persuasivos, pero Vallejo también se vale de razones científicas. Así, cita estudios académicos según los cuales el hábito de leer aumenta la empatía o es lo más determinante –después de la enseñanza reglada– para el futuro de una persona que leer por placer, junto con otras tesis más difíciles de defender, como la importancia de la lectura para el desarrollo de la democracia. En cualquier caso, este manifiesto por la lectura constituye una amable invitación a dejarnos conquistar por los libros.