La ciencia está menos acostumbrada que la filosofía a que salten por los aires sus paradigmas, aunque Thomas Kuhn dejó bien claro que no hay una acumulación del saber, sino una sucesión de modelos acerca de la realidad –de idealizaciones– incomunicables. Al menos en una ocasión, hace aproximadamente un siglo, intentaron acercarse dos visiones contrapuestas, desgraciadamente sin éxito: por un lado, Einstein; enfrente, Bohr. Ambos se enzarzaron en un debate tan interesante como apasionado y que Juan Arnau exprime para sacarle todo su jugo filosófico.
Aunque no hay que justificar la voluntad de un filósofo para entrometerse en las entrañas del pensar científico –para encaramarse a las alturas en que se desarrolla la física cuántica y la tesis …
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