Estas novelas se inscriben en la actual moda en torno a los vampiros de tanto éxito hoy en día, tal y como hemos podido comprobar con Crepúsculo. La ambientación es muy similar: la Academia Medianoche, institución estilo Howgarts pero en versión tétrica: acoge estudiantes humanos y vampiros que necesitan reciclarse tras muchos siglos de vida terrena. Deben convivir juntos para que los vampiros puedan integrarse en el mundo actual con total normalidad (han de aprender a jugar con la Play Station, a manejar el correo electrónico, a conducir un coche, etc.), pero controlando su sed de sangre humana.
Bianca es un caso especial de vampiro: nacida de vampiros, aún no ha completado su transformación porque no ha matado a ningún humano. Lucas es un estudiante humano bastante particular, como se verá según avanza la trama de la novela, y que se enamora de Bianca. La relación entre ambos se dificulta porque ella, como vampiro que es, siente la llamada de la sangre, y él es un joven adolescente que siente algo muy distinto por Bianca. No obstante, y haciendo gala de un gran dominio en los momentos más sensuales, Lucas sabe parar. En la segunda parte del libro se sugiere a los protagonistas el uso de protección si quieren que su relación avance un paso más.
En torno a la relación sentimental de ambos adolescentes se articula una trama de caza de vampiros, intervención de fantasmas (enemigos de los vampiros), relaciones familiares, que dota a las novelas de elevadas dosis de intriga. La saga continuará: están en preparación los títulos Hourglass y Afterlife para las primaveras de 2010 y 2011 sucesivamente.
Nos encontramos ante unas novelas, Medianoche y Adicción, que buscan enganchar al lector presentado unos temas que supuestamente interesan al público adolescente (las relaciones sentimentales) pero sin dejar de lado un tipo de ficción que tiene el éxito asegurado: colegios de alto nivel donde no se estudian las materias habituales, seres sobrehumanos, sucesos extraordinarios. La autora aporta sus moralejas recomendando el “sexo seguro” y no dudando en plantear la muerte de las personas de edad muy avanzada o con enfermedades terminales para librarlas de su sufrimiento (Bianca debe matar a un humano para convertirse definitivamente en vampiro, pero ha de hacerlo de un modo civilizado: haciendo un favor a la víctima). Todo ello de plena actualidad.