Círculo de Lectores/Plaza & Janés. Barcelona (1996). 1.417 págs. 7.900 ptas.
Mijaíl Gorbachov (1931), desde la distancia que proporciona su actual alejamiento del poder, examina en sus Memorias los hechos encadenados que llevaron a Rusia y al Partido Comunista a la gran crisis histórica de agosto de 1991. El cambio en la Unión Soviética comienza cuando, en 1985, Gorbachov, alcanza la cima del poder en el Kremlin como Secretario general del PCUS.
Gorbachov describe cuál era la verdadera situación social, política y económica de su país, al emprender su mandato. Detalla su actitud y la del equipo de dirigentes comunistas, favorable a las reformas urgentes, indispensables para detener el desastre que se avecinaba. No oculta el autor sus convicciones marxistas, ni su voluntad firme de mantener el comunismo soviético, puesto que para salvaguardarlo se puso en marcha la perestroika.
Los años transcurridos entre 1985 y 1991 fueron un camino acelerado de episodios contradictorios que nadie como Gorbachov vivió en toda su intensidad. Los contactos con Occidente le eran indispensables para lograr los fines de reforma perseguidos. Una parte destacada de sus memorias se dedica a describir con detalle los encuentros con dirigentes como Margaret Thatcher, Ronald Reagan, George Bush o Helmut Kohl, a los que no trata como enemigos, sino como colegas en lides políticas.
Desde el punto de vista histórico, esos contactos con el mundo occidental, junto a otros con dirigentes comunistas, ofrecen datos inéditos de gran interés. Sorprende la extrañeza de Gorbachov ante el repetido fracaso de sus campañas reformistas, que no tuvieron en cuenta la incapacidad del comunismo para asumir los cambios económicos y políticos de los últimos veinte años. La buena voluntad de Mijaíl Gorbachov y sus deseos de paz no le impiden seguir declarando su fe en el marxismo y en su capacidad de regeneración.
Rafael Gómez López-Egea