El que yo fui me espera / bajo mis sentimientos”. Estos versos de Jorge Guillén fueron para el autor el acicate para escribir Huelva, lejana y rosa (1974). Esa primera edición, ya agotada, se reproduce de manera íntegra en este volumen, en el que el autor ha añadido otros escritos con más recuerdos personales, sobre todo referidos a su padre y a su madre.
Huelva, lejana y rosa ocupa la parte central del libro, a la que preceden recuerdos de familia. Aquí publica el autor, por ejemplo, un cuaderno escrito por su abuelo materno desde el último cuarto del siglo XIX hasta 1922. Es el diario de un trabajador que vivió en Huelva y Madrid y que describe la situación obrera de la época.
Luego están los recuerdos de sus padres. De su madre reproduce un “cuasi diario” que ella escribió durante dos años, con 72 y 73 años, y que enviaba por carta a su hijo residente en Roma. Otros capítulos reviven los intensos recuerdos de su padre, “un hombre silenciosamente abnegado y entregado a sus hijos, olvidándose de él mismo”. La última parte del libro está dedicada a la Huelva actual, que en poco se parece a la Huelva donde el autor vivió desde 1935 hasta 1953, ciudad que abandonó para estudiar Derecho en Sevilla. Luego se trasladó a Roma, donde vivió hasta 1976, cuando se instaló en Madrid, ya como profesor de Antropología Cultural en la Universidad Complutense y redactor jefe del diario Expansión.
En todos estos textos, escritos en diferentes tiempos, Rafael Gómez Pérez, autor de más de cien ensayos y libros de temática variada, recuerda su “tranquila infancia, animada adolescencia y atrevida juventud”, a la vez que revive las vidas de sus padres, hermanos y familiares en una Huelva provinciana que el autor retrata con nostalgia y cariño, sin caer en sensiblerías y con la mentalidad puesta en todo momento en las cosas concretas de su tierra y en la gente corriente. “He escrito este libro –dice– con la esperanza de reproducir un clima de recuerdo, para los que hace tantos años éramos niños o adolescentes”.
Aunque todo el libro resulta un interesante y poético ejercicio de memorialismo, que tiene además valor documental sobre la Huelva de la primera mitad del siglo pasado, hay que acentuar especialmente la publicación de nuevo de Huelva lejana y rosa, libro de sobresaliente calidad literaria que merece ocupar un lugar destacado en el género de memorias sobre la infancia.
El libro recuerda su vida familiar, la relación con sus padres y sus tres hermanas mayores que él; las casas, los animales domésticos y el amor a las plantas y a las yerbas medicinales… Sus primeros pasos en la escuela, las clases de latín, de historia, de geografía; sus compañeros de clase; su afición a la lectura de la mano de historias mitológicas… Las fiestas religiosas, la primera comunión, las vacaciones. Una vida corriente en una familia corriente donde cada uno fue desarrollando como pudo sus habilidades artísticas y donde no faltan momentos más dramáticos, como la muerte del hermano pequeño.
Huelva, lejana y rosa se abre con una cita de Dostoievski que resume la intención literaria del autor: “Nada más grande, más fuerte y mejor para el futuro de nuestra vida que algún buen recuerdo, sobre todo si es de la infancia”. Y Rafael Gómez Pérez ha conseguido con este libro tocar en su justa medida las universales teclas de la nostalgia, que van derechas al territorio sagrado de los íntimos sentimientos.