Hace casi veinte años la fundación Mapfre editó una colección de diez ensayos de François-Xavier Guerra (1942-2002), catedrático de la Sorbona; ensayos que surgieron, en buena medida, como desarrollos de su gran trabajo sobre México. Esta colección constituye un todo coherente que cuestionó diversos tópicos y medias verdades en torno a la independencia de los países hispanoamericanos. En tres lustros este libro se ha convertido en referencia obligada de todo americanista a ambos lados del Atlántico. La nueva edición de la obra de Guerra, con un interesante prólogo de José Andrés-Gallego, quiere ser una oportuna contribución al bicentenario de aquellos acontecimientos.
A partir de 1808 el mundo hispánico sufre la irrupción de la modernidad en una monarquía del Antiguo Régimen, proceso que va a desembocar en la desintegración del conjunto en múltiples Estados soberanos. La España actual es uno de ellos.
Guerra considera que el proceso revolucionario es el mismo en España y en Hispanoamérica, y para ello estudia la relación entre la revolución francesa y las revoluciones hispánicas, la modernidad y el imaginario social y político.
Guerra examina cómo afectó la revolución francesa a los dos pilares de la monarquía hispánica, el español y el americano, evitando la tópica consideración de que en América copiaban a Francia. Así, es equivocado concluir que la evolución del sistema político de la América hispánica es producto de una pura “imitación” de los modelos europeos en boga.
Del análisis de la relación entre la revolución francesa y las revoluciones hispánicas, Guerra va reconstruyendo el camino de la “modernidad” política y cultural en el mundo hispánico, y de la constitución de naciones a uno y otro lado del océano.
Así, el libro nos lleva de la convivencia de los intelectuales con la modernidad absolutista a la creación de una modernidad alternativa de cuestionamiento y ruptura. Guerra analiza los elementos principales que permiten la difusión de la modernización: alfabetización, prensa, “la revolución como mutación cultural radical”, tomando para ello el caso de la Nueva España.
El estudio de los que el autor llama “años cruciales”, 1808-1809, arroja finalmente luces sobre un periodo mucho más vasto. La transformación de los imaginarios y valores de una sociedad muy tradicional y la modernización de sus élites; el desarrollo de la prensa y el nacimiento de la “opinión pública”; el proceso que lleva a esta a identificarse con la “voluntad popular” y de ahí con la de la “nación” y, finalmente, el surgimiento del “pueblo soberano”; todos estos temas hacen del nuevo libro de Guerra una obra de reinterpretación histórica que abre expectativas muy amplias a la comprensión del mundo hispánico de principios del siglo XIX y a la formación de las naciones latinoamericanas.