Una bomba casera explota en Glasgow el Viernes Santo de 1974. Lo que apuntaba a atentado acaba revelándose como un accidente por parte de lo que parece un delincuente de pacotilla. Para indagar entre los restos, aparece el agente Henry McCoy: su olfato le hará hilar el irreconocible cadáver encontrado con una serie de acontecimientos, pistas y personajes que aparentemente no tienen nada en común y que, en realidad, forman un puzle de terrorismo nacionalista, mafia callejera y sórdidos secretos gubernamentales. Así, nos adentramos en una Escocia fría, donde jóvenes marinos de una base estadounidense cercana desaparecen; hay una espiral de silencio motivada por un terror desconocido y todas las personas intentan salir adelante en un mundo hostil.
Nuestro antihéroe, McCoy, es un personaje al más puro estilo noir, alcohólico de frontera, amigo de prostitutas, ladrones y asesinos, más a gusto con los moradores de las sombras y los bajos fondos, los parias y marginados, que con sus compañeros policías. Es un hombre atormentado por el hijo que perdió, y con una salud que le trae por el camino de la amargura. A su lado, están: Wattie, un compañero aún verde y padre primerizo; Andrew Stewart, un retirado capitán estadounidense de la armada en busca de su desaparecido hijo; y Cooper, un amigo de la infancia que hace su dinero en el mundo de las drogas y acaba de salir de la cárcel, preparado para volver a poner Glasgow bajo su bota. Todos ellos se verán envueltos en una telaraña de grupos paramilitares como el UDA, el IRA, nacionalistas escoceses, y hombres de negro encubriendo secretos del ejército y la nación.
Nos encontramos ante un buen thriller criminal, correcto, que flaquea a la hora de mantener el mismo interés en todas las líneas argumentales, pero igualmente hace un buen trabajo a la hora de enganchar al lector con buenos giros y empatía por los habitantes de este tenebroso universo.
Esta caja de cerillas es la cuarta entrega que Tusquets publica de la saga de Harry McCoy (Enero sangriento, Hijos de febrero y Bobby March vivirá para siempre), considerada hasta ahora la mejor pieza de una serie de cuatro historias independientes (pretendidamente una por cada mes del año, y contando). Un universo lúgubre lleno de guetos, rincones oscuros y personajes bizarros, no recomendado para los más sensibles o impresionables. De estilo rápido y tono oscuro, Muerte en abril es una novela policíaca epistemológica. Su autor, Alan Parks, es un escritor galardonado, aplaudido por público y crítica.