Para confirmar la primacía de Julian Barnes (1946), el escritor británico más francés de hoy, entre los novelistas anglosajones de esta hora y esta nueva época, bastará leer la primera línea de esta obra suya que no es ni novela ni repertorio de sus memorias -“No creo en Dios pero le echo de menos”- y reconocerle el talento con que avanza por las trescientas páginas de este libro.
Dios, la religión, el temor a morir y al paredón de la muerte, la protesta por la evidencia de expirar un día, el más allá o el más cuándo, la familia (pero no tanto su relación con su esposa, la influyente agente literaria Pat Kavanagh [1940-2008], fallecida de un tumor fulminante al medio año de aparecer este libro), la literatura y sus autores, las concepciones…
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