Alfaguara. Madrid (1999). 207 págs. 2.300 ptas.
Un par de zapatos de hombre, negros y de cordones, protagonizan esta novela, en la que se hacen patentes las raíces kafkianas de la narrativa de Millás. Durante la noche, libres de los pies que los calzan, estos zapatos se reúnen con otros, y juntos viven intensas aventuras. Con la amanecida, sin embargo, todos regresan puntualmente al lugar donde sus propietarios los dejaron al acostarse. Las andanzas de tan singulares personajes encierran una reflexión sobre las relaciones de pareja, a partir de algo tan difícil de emparejar como los seres humanos. Estos, a diferencia de los zapatos, pueden formar simultáneamente dúos distintos, e incluso así no encajar como una auténtica unidad en ninguno de ellos.
El absurdo que caracteriza la vida cotidiana, el sinsentido de la realidad habitual y la dificultad de percibir al otro desde la propia subjetividad, centran el argumento de esta historia, desarrollada de modo lineal con una perspectiva surrealista y laberíntica.
El lector encuentra un gran despliegue fabulador y un ingenioso juego de fuerzas implosivas y explosivas en el desarrollo de la acción. Pero quizá quede un tanto defraudado al notar que, tras los aciertos de forma, no hay sino perplejidades y desconciertos, eso sí, muy bien expresados en un humorístico simbolismo de paridades e imparidades.
En este sentido, el libro es exponente del milenarismo peculiar de este fin de siglo. La posmodernidad ya no teme catástrofes provocadas por factores externos, pero lleva en su interior un profundo catastrofismo existencial, fuente de inquietud. El caos aquí lo produce una actitud vital donde la paradoja sustituye a la certeza, la elucubración fantasiosa a la percepción de lo real, y el nihilismo a la esperanza.
Pilar de Cecilia