Tras Volver a dónde, una especie de diario íntimo sobre el confinamiento, plagado también de recuerdos de infancia, Muñoz Molina regresa a la novela con una historia de amor interrumpida bruscamente, cuyos protagonistas vuelven a encontrarse cincuenta años después.
Gabriel Aristu y Adriana Zuber se conocen a mediados de los años 60 del pasado siglo en Madrid. Ella está casada; él es un abogado que da sus primeros pasos en la que será una exitosa carrera profesional. En 1967, tras uno de sus apasionados encuentros amorosos, dejan de verse. Después, las circunstancias llevan a Gabriel a Estados Unidos para trabajar en una importante empresa, mientras ella permanece en Madrid, descrito en la novela con tonos sombríos y oscuros.
Con el recuerdo de ese frustrado amor, Gabriel reconstruye su vida, pero no olvida la secreta experiencia vivida con Adriana. Gracias a la intervención de Julio Máiquez, un profesor español que se encuentra impartiendo clases en Estados Unidos, conoce por casualidad a la hija de Adriana y prepara un reencuentro con su antigua amante, suceso que es el eje de la novela.
No te veré morir tiene los mimbres de una historia de amor rota e imposible de recuperar por los estragos del tiempo. Muñoz Molina esquiva centrarse exclusivamente en la descripción de la aventura amorosa y da importancia narrativa a los orígenes familiares de Gabriel Aristu y al desarrollo de su vida profesional. También tiene peso el contexto histórico en el que se desarrolla esta relación, donde siguen siendo determinantes para el autor las grises secuelas ideológicas de la guerra civil.
Como es habitual en Muñoz Molina, sobresale el trabajo estilístico, en este caso con una fuerte impronta musical, uno de los temas de fondo de la novela, pues Aristu, por influencia de su padre, crítico musical en la España de los treinta y cuarenta, es un apasionado del violonchelo, que vuelve a tocar tras su jubilación. En una entrevista, destaca Muñoz Molina que su novela está escrita teniendo en mente algunas piezas de Bach y Beethoven. Todo ello se nota en el cuidado estilo, en la manera de evocar las emociones pasadas y presentes y en la radiografía de la memoria personal y colectiva, aunque el argumento se sumerja sin pudor en ciertos tópicos de la literatura amorosa, por muy rebuscada que sea la historia.
La novela está estructurada en tres partes muy diferenciadas en su manera de contar: la primera es una única y larga frase con la que se sitúa el conflicto interior que vive Gabriel; la segunda, más objetiva, tiene como narrador al profesor Julio Máiquez; en la tercera, se relata el intenso encuentro entre dos personas que ya han alcanzado la vejez, que saben que sus vidas están amortizadas, pero reconocen el impacto que supuso la intensa relación que mantuvieron.