Nuestra epopeya

Manuel Longares

GÉNERO

Alfaguara. Madrid (2006). 424 págs. 20 €.

«Nuestra epopeya» pretende ser la de un lugar donde se cruzaban los caminos cuando Castilla era la vieja y poderosa, pero que a fuerza de reveses acabó por convertirse en un mero punto en medio de ninguna parte, maltratado por la guerra, el clima y la historia. La novela abarca el periodo comprendido entre 1931 y 1986, cinco décadas decisivas para una generación que pasó de labrar la tierra con sus manos a habitar un mundo globalizado a golpe de tecnología.

La narración se plantea de un modo coral, con muchos personajes repartiéndose el protagonismo. Esta técnica sirve para ocultar que, en el fondo, la única voz real es el monólogo escéptico del narrador. En cada párrafo se escucha un eco que ahoga la palabrería de los lugareños, una voz omnipresente que se burla de la existencia de los héroes. Y como no existen los héroes, parece decir esa voz, la epopeya no es posible, al menos no para nosotros, no en nuestra historia.

Sin embargo, el autor es incapaz de sustituir la epopeya por alguna otra cosa, como el esperpento o la picaresca. Sus intentos son fallidos puesto que Longares mira por encima del hombro a sus criaturas de cartón piedra, convenientemente repartidas en grupos sin matices: las beatas, los borrachos, los jugadores, los jovencitos. El ritmo es rápido, a costa de sacrificar la creación de los personajes, tan planos como la meseta de esa Castilla reseca y resentida que se enuncia como marco pero que el autor no consigue hacer visible.

Esther de Prado Francia

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