LCD, El Europeo. Libro: 148 págs. CD: 11 Canciones. 3.200 ptas.
Ganar un Premio Nacional de Literatura (Obabakoak, 1989) tiene, según se mire, sus ventajas y sus inconvenientes. Le guste o no, a Bernardo Atxaga le ha tocado el papel de portavoz de lo que se conoce en los medios culturales como Nueva narrativa vasca. Este guipuzcoano de 45 años es -o, al menos, quiere ser- algo más que un novelista y, con la publicación de Nueva Etiopía puede ser observado desde otras perspectivas. Se trata de un libro-disco, que incluye textos narrativos y poemas del escritor, más un compacto que recopila canciones en euskera con letras suyas.
Más de veinte años escribiendo letras para canciones bien valen una antología. Y la interpretación de los artistas que han hecho de las letras lo que tienen que ser -canciones-, permite valorarlas en su formato adecuado. Ese contexto es algo más que un disco. Los artículos, conversaciones, poemas y biografías que lo acompañan, son el escenario de unos años de existencia certeramente fotografiados por José Irazu Garmendia (verdadero nombre del escritor). Como en una inmensa contraportada, lo que se lee es lo que se oye. El buen humor, la sensibilidad y el estilo directo, son combinados con la eficacia coloquial que utilizó Bernardo Atxaga en la presentación de Nueva Etiopía en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. La generación del desencanto ha creído poder vivir de un mito: «una vida asentada en la negación», pero debe contentarse con aspirar a ver «todos esos días irrecuperables posándose como una bandada de pájaros imaginarios». Lo que suena a «no es eso, no es eso», arropado por la simpática desenvoltura del narrador.
José Miguel Nieto