RBA Libros. Barcelona (2001). 272 págs. 19 €. Traducción: Berta Barenberg Freire.
Hermann Hesse (1877-1962), narrador, ensayista y poeta, Premio Nobel en 1946, es uno de los autores más populares y leídos del siglo XX. Dos notas características aportan una firme originalidad temática a sus obras más representativas (Demian, Siddhartha, El lobo estepario): el propósito de iluminar la zona oscura de la condición humana, a fin de poner al descubierto su carga trágica y su incierto destino, y un vago misticismo oriental, cuyo exotismo cautivó a las jóvenes generaciones de mediados de siglo y también a los que promovieron el Mayo del 68.
Tras Cuentos de amor, ahora salen a la luz nuevos relatos del Nobel alemán, muchos inéditos. Estos Nuevos cuentos de amor contrastan en cierta manera con el resto de la producción del autor: aquí parece haber aparcado por un momento sus obsesiones nihilistas -Nietzsche dejó una impronta imborrable en su etapa de formación juvenil- y echa mano de una ternura abierta y esperanzada cuando describe las emociones que provoca el primer amor, cómo se pasa una noche entera llorando por alguien o cómo se puede llegar a desear morir (o matar) por amor. Esto no significa que Hesse se entregue al happy end ni que se dedique a recrear el tópico amoroso tradicional. De hecho, apenas hay un cuento que acabe bien, y sin embargo el romanticismo de los relatos resulta verosímil por tres razones: la habilidad en la construcción de tramas -historias de amor-, la magistral caracterización psíquica de los protagonistas -en su mayoría jóvenes obreros o estudiantes alemanes del cambio de siglo- y un aliento lírico desbordante de optimismo y amor a la naturaleza. Así, de la descripción de una atmósfera bucólica y cálida en una tertulia nocturna de verano pasamos al descubrimiento de una vieja verdad en el corazón del protagonista, que en el amor «es mejor dar que recibir, y que amar es más hermoso y hace más feliz que ser amado».
La prosa de Hesse es fluida, con frases que rehúyen decididamente la complejidad. El autor prefiere la claridad y la funcionalidad narrativa a la búsqueda de imágenes originales y hallazgos expresivos. El diálogo coloquial y un entusiasmo espontáneo están en la base del estilo de Hesse cuando escribe sobre amores juveniles, y así se entiende la amenidad del libro.
Jorge Bustos Táuler