Ediciones Calambur. Madrid (1999). 364 págs. 2.695 ptas.
La obra poética de Rafael Morales (Talavera de la Reina, 1922) ha transcurrido, incomprensiblemente, bajo el signo de la discreción a pesar de que sus juveniles Poemas del toro (1943) impulsaron la rehumanización de la poesía de posguerra y de que Los desterrados (1947) inauguró la poesía social en España. En los últimos meses se han publicado, sin embargo, dos obras relevantes de este autor: la primera, una antología poética -Por aquí pasó un hombre- y la segunda, esta esmerada edición de su obra completa y definitiva.
Abren el volumen sus populares Poemas del toro (1943) que, escritos en el contexto de la poesía garcilasista de posguerra, adquieren carácter propio e inician el proceso de rehumanización de la lírica de posguerra sin descuidar la belleza de la expresión poética. Luego El corazón y la tierra (1946) da amplia cabida a los brotes existencialistas que se gestaban ya en su poemario anterior. Con Los desterrados (1947), la lírica de Rafael Morales abandona progresivamente el yo para centrarse en los otros y denunciar la miseria moral de una sociedad que margina a los desheredados. Su acercamiento a lo humilde y marginado se efectúa desde una perspectiva trascendente que se plasma en poemas en los que gravita toda una constelación de ideales cristianos.
El siguiente libro de Morales no aparece hasta 1954, Canción sobre el asfalto, en el que continúa la línea de su anterior poemario pero traslada la escena lírica al ámbito urbano. El encuentro con el mundo y la gran ciudad vuelve a repetirse en dos extensos poemas -La máscara y los dientes (1962) y La rueda y el viento (1971)- denominados por el propio autor como lirodramas por la acción que contienen, la cual aborda el drama de la vida humana. A estos libros sigue Prado de serpientes (1982) en el que abandona el tono crispado y recupera el temblor íntimo.
Once años después Morales rompió su silencio con un poemario que tenía carácter de despedida, Entre tantos adioses, libro que sintetiza las características esenciales de toda su obra: franciscanismo, atención a lo insignificante y marginado, invocación a Dios, apelación al amor, presencia de lo urbano…
Este volumen incorpora seis poemillas inéditos, en los que igualmente recupera lo íntimo para referirse en esta ocasión a la palabra poética en un tono preciso y sencillo, desnudo y elocuente a un tiempo: «Oh palabra desnuda, / evadida del trino, / precisa / y clara / y pura, / limpia como una estrella / en la hermosura / exacta del poema».
Begoña Lozano