Osebol es una aldea del norte de la región sueca de Värmland, cerca del río Klarälven, una zona forestal y poco habitada. Marit Kapla, periodista nacida allí en 1970, le rinde homenaje con este libro, que ha tenido mucho éxito en su país. A la edición española se le ha añadido el subtítulo de Voces de un pueblo sueco.
En el texto se recogen los testimonios de sus paisanos. Desde los más viejos del lugar hasta los hijos y nietos, pero también de personas que decidieron abandonar la ajetreada vida urbana y se instalaron allí, procedentes de otros puntos de Suecia, y los de unos pocos inmigrantes, llegados de Hungría, Países Bajos y Estados Unidos.
Se trata de historias evocadoras, de personas corrientes, que hablan de los antepasados, de la vida en Osebol, en un ambiente de austeridad, en el que se valora la solidaridad y la gratuidad. Un lugar apartado, con ventajas e inconvenientes: paz, sosiego, pero también una vida dura, con incomodidades por el clima, por la necesidad de desplazarse para adquirir bienes indispensables o para estudiar.
Varios de los protagonistas trabajan en el sector de servicios (enfermería, atención de ancianos, enseñanza) o en el pequeño comercio. Se nota, curiosamente, una mayor creatividad en los ancianos que en los jóvenes. Abundan las referencias al paisaje y a las costumbres (gastronomía, caza, fiestas, etc.), y, en general, hay armonía en las familias. Aunque la religiosidad es escasa o se reduce a la evocación de viejas tradiciones, hay un trasfondo cristiano.
Por último, por el elevado número de páginas del libro, hay que hacer una necesaria aclaración. Aunque se trata de prosa, Marit Kapla distribuye el texto como si fueran poemas, con un testimonio en cada página, generalmente breve, por lo que los espacios en blanco son muy abundantes. Siempre figuran los nombres y el año de nacimiento de los testigos.