Lengua de Trapo. Madrid (1997). 464 págs. 2.850 ptas.
Todos coinciden en señalar a José Ángel Mañas y su Historias del Kronen (finalista del Premio Nadal en 1994) como el origen de un fenómeno editorial que ha rejuvenecido el panorama literario español en estos últimos años. Páginas amarillas es un intento de explicar algunas cosas de este fenómeno.
El cuerpo principal del libro está constituido por 38 relatos de otros tantos autores, nacidos entre 1960 y 1971, y que han publicado al menos una obra en una editorial de ámbito nacional. Son 38 los que figuran pero podían haber sido muchos más, aunque, eso sí, están los más emblemáticos: José Ángel Mañas, Ray Loriga, Francisco Casavella, Juan Manuel de Prada, Lucía Etxebarría, Martín Casariego, Benjamín Prado, Félix Romeo, Daniel Múgica, etc. El conjunto de los relatos muestra la amplia variedad de estilos, tendencias, registros que practican, lo que impide que se les considere algo así como una generación. El principal acierto de la recopilación es que sirve como brújula y muestrario narrativo sobre cómo y de qué escriben los jóvenes narradores, aunque no debe olvidarse que el género del relato tiene sus limitaciones y la mayoría de los autores seleccionados lo son por sus novelas. En relación con la calidad, hay de todo, aunque la mayoría parecen concebidos como urgentes ejercicios literarios para estar presentes en esta antología.
Pero este volumen tiene además un interés crítico. Páginas amarillas se abre con un interesante prólogo de Sabas Martín, que explica el desarrollo de esta tendencia, que ha contado con el apoyo del marketing editorial y de los medios de comunicación, más dedicados a explotar la imagen sociológica de estos escritores que a analizar su calidad literaria.
Aunque es consciente de que no es tarea fácil dividir en grupos a estos autores -que tienen además una obra incipiente que puede alterarse en el futuro-, Martín distingue cinco bloques. En primer lugar está La cofradía del cuero (Benjamín Prado, Ray Loriga, José Ángel Mañas…), el grupo más bullanguero: estos autores están influidos por la estética del rock y la cultura urbana, y sus temas abusan de la violencia, la carretera, el sexo, el alcohol y las drogas. El segundo grupo, Universos juveniles (Martín Casariego, Luisa Castro, Pedro Maestre…), está formado por los que explotan los rasgos propios de una generación rebelde e insatisfecha. El tercero, De ambientes, iniciaciones y búsquedas, es el más numeroso, y Sabas Martín lo ha convertido en un poblado cajón de sastre en el que se echa en falta una mayor elaboración analítica. Aquí aparecen mezclados caóticamente autores que tienen pocos puntos en común: Francisco Casavella, Lucía Etxebarría, Daniel Múgica, Gabriela Bustelo, Pedro Ugarte, Lola Beccaria… Por último aparecen los autores De la comedia a lo grotesco (David Trueba, Félix Romeo, Sergi Pàmies…) y La condición literaria, en donde están los que aspiran a una mayor voluntad de estilo: Lorenzo Silva, Luis Magrinyá, Juan Manuel de Prada, Juan Bonilla, Andrés Ibáñez, Belén Gopegui, Francisco Javier Satué, Ángel García Galiano…
Este estudio concluye con una afirmación que pone muchas cosas en su sitio: «Los más valiosos de nuestros jóvenes narradores muchas veces no responden a esa determinada imagen que se ha querido vender desde la mercadotecnia editorial y el papanatismo de ciertos medios de comunicación».
Adolfo Torrecilla