Aparece ahora en castellano esta novela, escrita en catalán y publicada por una editorial especializada en literatura de la naturaleza. Los autores –que ya publicaron juntos la novela juvenil El misterio de Quintopino– tienen el acierto de plantear la trama de una manera sencilla, como si dotaran a la novela del ritmo de la vida cotidiana. Las aficiones, como las amistades, nacen de encuentros fortuitos, pero son tan relevantes que despiertan facetas que desconocíamos, en este caso la pasión por observar aves. Con el despertar de esta afición comienza la novela y los capítulos van sucediéndose en torno a salidas y excursiones para avistar nuevos ejemplares.
Este sencillo planteamiento esconde una riqueza de contenido que va captando la atención de los lectores. La novela tiene dos líneas de fuerza que avanzan armónicamente. Por un lado, el nacimiento de la pasión por la ornitología –difícil de comprender y compartir para los no iniciados–, y por otro, la riqueza de la vida familiar, las intuiciones tan inteligentes de María, mujer de Martín, el protagonista; las preguntas inesperadas, la ingenuidad de los niños; las relaciones de amistad… Estas dos líneas se funden en la capacidad de Martín, para observar las aves, sí, pero sobre todo la vida.
En esta capacidad para observar la realidad es donde la novela alcanza sus mejores logros. Pareciera que, así como en la pasión por las aves importa saber esperar y saber mirar, también se requieren estas actitudes en lo cotidiano. Hay que agradecer a los autores que hayan sido capaces de novelar con materiales tan sencillos y de transmitir ilusión por la vida; gracias, entre otras cosas, al sentido del humor del libro y a los divertidos comentarios al hilo de los incidentes campestres. También, y no es fácil, que hayan sabido integrar de forma tan auténtica el amor a la naturaleza en la vida de una familia. Muy recomendable para despertar aficiones en los pequeños y la alegría de la relación con la naturaleza en todos.
