Cassany es conocido por su tarea de enseñar a leer y escribir a los distintos niveles que se pueden desarrollar en esas habilidades. Sus libros La cocina de la escritura y Repensar la escritura han servido a numerosas personas. En el año 2004 formó un grupo de investigación sobre Literatura crítica y esta publicación es un reflejo de su trabajo. El libro consta de quince capítulos escritos por autores distintos, si bien Cassany participa directamente al menos en la mitad del texto y da unidad al conjunto.
El subtítulo, Voces y miradas sobre la lectura, refleja las distintas perspectivas al abordar la escritura y la lectura; desde la identificación de letras con un niño de cinco años, hasta la orientación en un país que usa un idioma desconocido para el visitante, mediante códigos visuales universales. Leer es mucho más que descodificar palabras; una lectura inteligente es aplicar criterios distintos al leer la prensa o un artículo de una revista científica. Leer críticamente la prensa, analizar los cambios operados en los lectores con el acceso a Internet, mediante el lenguaje común usado en los chat, la lectura de páginas web o el uso del power-point como herramienta de comunicación, son algunas de las facetas abordadas. Cassany y su equipo abren frentes de estudio y espolean a salir de la rutina al profesor de lengua que pudiera haber caído en ella.
La variedad y número de personas que intervienen en el libro, y los diferentes colectivos destinatarios, hace que los capítulos tengan más o menos interés. Los autores han abusado de ejemplos que responden a tópicos culturales políticamente correctos, si bien la cuestión es marginal pues el valor del libro no está en su aportación humanística, sino en ayudar al lector a plantearse interrogantes y a desarrollar su potencialidad como lector cuando sabe encontrar el estilo idóneo para cada tipo de texto.
El público potencial del libro es amplio; sirve a periodistas, conferenciantes, profesores y lectores en general. No aborda, porque no es su objetivo, cómo mejorar los indicadores de lectura en nuestro país, si bien se pueden conseguir avances como efecto secundario de algunas interpelaciones que los autores plantean al lector.