Rialp. Madrid (1999). 144 págs. 1.300 ptas.
«E l cristianismo es una forma de vida, y su verdad brilla de manera especial al mostrar la idea del hombre que lleva implícita», afirma Juan Luis Lorda, profesor de Antropología cristiana en la Universidad de Navarra. Explicarla de forma sintética es el objeto de este libro, cuyo primer capítulo, bajo el título «¿Qué es el hombre?», presenta la respuesta que a esa pregunta vienen a dar las ciencias naturales (particularmente la paleontología) y la filosofía.
El segundo capítulo recoge lo que sobre ese interrogante sabemos por la fe y la tradición cristiana (en torno a aspectos como la relación del hombre con Dios, el significado de ser imagen de Dios, la naturaleza del pecado, la acción del Espíritu Santo…). El tercero compara las cuatro cosmovisiones actuales: la del análisis científico material del cuerpo humano (el hombre como mecanismo); la del naturalismo vitalista (el hombre como expresión de las fuerzas de la vida); la oriental, el hombre como parte de un todo espiritual; y la cristiana, el hombre como imagen de Dios. El cuarto repasa las distintas ideas de la libertad para exponer el concepto cristiano de la misma: un concepto que se basa, por un lado, en la necesidad de un autodominio (de una ascética), y que se orienta, por otro lado, a la entrega de sí mismo a los demás por la caridad.
En conjunto, una breve y clara exposición de la idea cristiana del hombre dirigida a un público no especializado. El cristianismo es prioritariamente una religión, pero también, como ha recordado recientemente Julián Marías, una visión del mundo, una forma de ver, pensar, proyectar y sentir la realidad y, en último extremo, una forma de vida. Esta idea del hombre es una de las mayores aportaciones del cristianismo a la historia de la humanidad y fundamenta, en buena medida, las estructuras intelectuales, jurídicas y sociales de la civilización occidental.
Marta Onandía