Paty Centella, una niña de 11 años que sufre una enfermedad, se traslada con su familia a una nueva casa, Villa Cecebre, con la esperanza de recuperar fuerzas para proseguir con su tratamiento. La familia Centella es algo caótica, muy musical y están todos muy unidos.
Sin embargo, Villa Cecebre cuenta con una misteriosa habitación que encierra una máquina de escribir hechizada que se despierta con la llegada de Paty. Hace muchos años, Guille, un niño de la misma edad que Paty, desapareció de esa misma casa durante una tormenta. Algo de lo que Paty se entera por sus nuevos amigos del colegio, con los que forma un equipo de exploradores con el fin de desentrañar el misterio de Villa Cecebre, lo que los lleva a una aventura que transcurre entre varios mundos para salvar el universo e intentar encontrar a Guille.
La novela es amena y divertida, y transmite de manera original el valor de la familia y la amistad. Además, los personajes encarnan la importancia de ser valientes cuando se tiene miedo y la necesidad de resolver con ingenio y en equipo los problemas. La historia, con mucha fantasía, misterio e ingredientes propios de la ciencia ficción, tiene un ritmo ágil para acompañar a los protagonistas en la detallada yincana mágica que deberán superar.
Uno de los mayores aciertos de esta novela juvenil se encuentra en la protagonista, Paty Centella, personaje con el que el autor demuestra que conoce bien el concepto de héroe en la narrativa, creando una protagonista convincente, ajustada a los valores del siglo XXI con toda su gallardía y vulnerabilidad.
Profesor de Guion Audiovisual y autor de varios libros relacionados con el mundo del cine, como Estrategias de guion cinematográfico y Planeta Hollywood, entre otros, Antonio Sánchez-Escalonilla (Madrid, 1966) ha escrito varias novelas juveniles con una ingeniosa trama, como Ana y la sibila, El príncipe de Tarsis y La palabra impronunciable, novelas de una calidad sobresaliente con las que acierta con el estilo, la forma, la trama y los protagonistas.