Hannah Arendt, pensadora judía que surcó las borrascas del siglo XX tratando de encontrar sentido a cataclismos mundiales, cultivó profundamente el género del ensayo. Este libro se yuxtapone con dos obras anteriores publicadas por la misma editorial: Ensayos de comprensión, que recoge los artículos publicados hasta 1953, y el primer tomo de Pensar sin asideros, que, como este segundo, recoge textos posteriores a aquel año.
Por sus avatares vitales y por su modo particular de hacer trabajo intelectual, el ensayo fue siempre la falsilla de sus obras magnas. Hasta ahora, las recopilaciones de textos llegaban al año 1954. Esta continúa hasta 1975, fecha de su muerte.
“Pensar sin asideros” es una expresión que Hannah Arendt tomó de Kant y la hizo propia como modo de pensamiento. Al comienzo del libro, sus propias palabras lo explican: “Según Draenos, lo que yo hago es pensar sin el apoyo que proporciona el terreno firme [de nuestra tradición del pensamiento político, un terreno que habría desaparecido bajo nuestros pies]. Tengo una metáfora que no resulta tan cruda, y que nunca he publicado. Yo lo llamo pensar sin asideros, sin barandillas”. (Y, con nostalgia, la pronunciaba en la lengua materna que nunca abandonó como urdimbre de su pensamiento: Denken ohne Geländer).
El nazismo y la Segunda Guerra Mundial habían pulverizado para ella la autoridad de la filosofía hasta esa fecha. Y, al mismo tiempo, la tradición siempre fue para ella un manantial desde el que abordar el presente y el futuro. En ese sentido, no consideraba inválida toda la filosofía anterior: simplemente se sentía como alguien que transita a tientas por una escalera a la que le han quitado la seguridad de las barandillas.
Como en el volumen anterior, el presente tomo contiene textos que propiamente no se calificarían como ensayos, pero sí son “tentativas” de Arendt de salir del agujero negro intelectual que había propiciado el totalitarismo y que le hizo despedirse de la filosofía como ciencia. De ahí el valor de este puñado de publicaciones en revistas, conferencias, debates escritos, reseñas, discursos en la recepción de premios…
El movimiento intelectual constante de una pensadora difícil de clasificar y no siempre fácil de comprender, se aprecia clarísimamente al leer este collage de textos. Es como si aportara una multiplicidad de ángulos de mira en los que se situó para vivir su afán vital, que expresaba como: “Necesito comprender”. Especialmente, Pensar sin asideros contiene una perla indispensable para entender el alma de esta pensadora tan particular: la entrevista que le hizo el periodista Roger Errera en 1973, filmada en Nueva York. Pocas veces se prestó Arendt a un diálogo así; y el entrevistador, consciente de ello, preparó y ejecutó un trabajo impecable en plena madurez de la autora. Hay más versiones accesibles de esta pieza de puzle, pero rodeada del conjunto cobra más relevancia.