RBA. Barcelona (2005). 173 págs. 14 €.
Al principio fueron las letras, y sólo después fueron los signos de puntuación, que conforman el verdadero espíritu del texto. El lingüista y escritor José Antonio Millán se ha propuesto reivindicar esa «nube de pequeños signos» que acompañan a las letras, en una época en que apenas se les presta atención.
¿Dónde estriba su importancia? Millán nos acompaña a un paseo por este mundo misterioso para convencernos de que su dominio nos permitirá hacer más comprensible, claro y matizado nuestro discurso escrito. Una persona culta no puede permitirse el lujo de descuidar la puntuación y hoy más que nunca su correcto empleo depende de la propia persona que escribe. Desaparecidos los sabios impresores de las antiguas imprentas, y teniendo en cuenta que los programas correctores de textos de los ordenadores pasan por alto estos signos auxiliares, nadie acudirá a nuestros gritos de socorro cuando dudemos. No hay más remedio que volver al aprendizaje, con la flexibilidad que impone el idioma y sus usos literarios.
Entre anécdotas y divertidos ejemplos, estas páginas son un eficaz remedio para nuestra ignorancia o nuestras vacilaciones en el empleo de los signos de puntuación. Se repasan aquí su origen histórico, su evolución, las diferencias idiomáticas, la riqueza de matices que encierran, el pluriempleo que practican. No sólo comas y puntos; también comillas, guiones, signos de interrogación y admiración, paréntesis, asteriscos, corchetes… Toda una constelación de apoyos para la mejor expresión escrita. Que son el espíritu de las letras lo demuestra su capacidad de expresar diversísimos estados del alma: ironía, dolor, duda, pudor, alegría, invitación a la confidencia… Hasta el silencio puede expresarse con un buen punto colocado donde debe estar.
La capacidad pedagógica de José Antonio Millán, ya demostrada en otros trabajos sobre la lectura o las redes, vuelve a volcarse aquí al servicio del lector/escritor. Asomado siempre a la vertiente lúdica del lenguaje, el escritor madrileño culmina su estudio invitando a darse un paseo por un sitio web complementario al libro (perdonimposible.com), que incluye hasta un concurso para los más curiosos.
Pedro de Miguel