Martínez Roca. Barcelona (1999). 117 págs. 1.700 ptas.
En 1980 la banda terrorista ETA asesinó al marido de Ana María Vidal-Abarca, dejándola viuda con cuatro hijas. Un año después fundó junto a Sonsoles Álvarez de Toledo e Isabel O’Shea la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que ella misma preside.
A la vista del año de tregua de ETA y de la actual situación en el País Vasco, es posible que algunos se aproximen a este libro con el ánimo de conocer cuál es la posición de las víctimas del terrorismo sobre este concreto perdón. Quizá algunos piensen que son ellas las que, más allá de gobierno, partidos y medios de comunicación, tienen algo que decir al respecto. En el primer capítulo introductorio Vidal-Abarca explica qué es el perdón, ya que a menudo se habla de éste con gran frivolidad, como un mero pasar página y «aquí no ha pasado nada». Según la autora, hablar de perdón exige arrepentimiento del culpable y generosidad del ofendido. A continuación reflexiona serenamente sobre el perdón en el caso del terrorismo, sin concesiones a la galería -ni política ni mediática- y un admirable sentido de lo que es la justicia, la paz y, también, la misericordia. Sólo por esos tres capítulos merece la pena leer este libro.
Pero la autora no se limita a este perdón. La guerra, los refugiados, los marginados y los pobres demandan pedir perdón y, en cada caso, unas condiciones para que esta petición sea sincera, real, temas estos a los que dedica diversos capítulos. Pero también en la esfera privada, en la familia y en el matrimonio, traza un sensible análisis de la necesidad de pedir y conceder perdón. La mentira y el dinero son otros campos donde es necesario hablar de culpa, arrepentimiento, restitución y perdón.
En estos tiempos en los que, al igual que otras palabras (solidaridad, tolerancia, etc.), tanto se invoca el perdón, Vidal-Abarca muestra sin pretensiones, con profundidad y de un modo cercano qué significa perdonar. Su mayor logro es la autenticidad de un discurso que llega al lector, a la cabeza y al corazón.
Aurora Pimentel