S. J. Perelman (1904-1979) fue autor de una novela y ganó el Oscar por el guion de La vuelta al mundo en 80 días. Pero sobre todo escribió más de quinientos sketches humorísticos, que fueron publicados a lo largo de más de cuarenta años en The New Yorker y otras revistas. Los fue recopilando en sucesivos libros, pero hasta ahora no había una selección en castellano.
Estas 42 piezas breves son un muestrario cronológico de los temas (la publicidad, Hollywood, la vida corriente) y formatos (relato, cartas, diálogo teatral) que este sofisticado judío neoyorquino empleaba para satirizar la vida norteamericana. Largos y sugestivos títulos van introduciendo piezas que presentan a personajes hipocondriacos o cobardes, intelectuales pedantes o gente normal que intenta montar un mueble, sacarse una muela o ligar en un bar. Se inspiraba con frecuencia en anuncios publicitarios y en revistas pulp norteamericanas.
La prosa de Perelman es juguetona y muchas veces disparatada, pero también culta e inteligente. Su estilo de humor tiene un gran componente textual. Los juegos de palabras, dobles sentidos, neologismos y metáforas pierden irremisiblemente al ser vertidos a otra lengua. Sí nos llegan en cambio su uso de lo inesperado, las alusiones oblicuas y las indefensiones múltiples a las que se ve envuelto el ciudadano común de un país rico. Sus hipérboles resultan verdaderamente graciosas y es imposible no reaccionar a su imaginativa y alocada inversión del sentido común.
También conviene saber que su humor no es amable: su visión es cáustica muchas veces y su ironía puede resultar devastadora. Sus trabajos para los hermanos Marx y su magisterio sobre Woody Allen son ilustrativos de su modo de enfocar las relaciones humanas.