De unas décadas a esta parte, la psicología ha permeado la vida cotidiana de las personas en forma de libros de autoayuda. Muchos de los bestsellers son fábulas sobre la felicidad, o recetarios pragmáticos para sobrevivir en un mundo ebrio de consumir y ansioso de sentido pleno. Es complejo dar con libros que sepan conjugar el rigor científico con una prosa divulgativa y que no caigan en crear expectativas tras el seguimiento de un plan mágico. Rafael Pardo, sacerdote y escritor, ha dado con el punto exacto no solo para examinar un tema muy actual, sino para aportar salidas espirituales más allá del New Age o la moda zen que permea todo.
¿Se puede ser extremadamente sensible? ¿Cómo afecta este modo de ser a las personas? ¿Qué pueden aportar a la sociedad de un modo específico? Este grupo de población, hasta ahora poco apreciado quizás por puro desconocimiento, aglutina en sus filas a grandes creativos, genios y también gente sencilla a la que le ha costado entenderse y que la entiendan (con el sufrimiento, a veces larguísimo, que eso conlleva). Durante las últimas décadas se ha estudiado en profundidad, especialmente en Estados Unidos, de la mano de la profesora Elaine N. Aron, quiénes son y cómo se comportan los llamados PAS (Personas de Alta Sensibilidad). En castellano, apenas existen libros con rigor científico y este ha sabido encontrar el equilibrio entre la solidez y la síntesis.
La Alta Sensibilidad es un rasgo que afecta no solo al ámbito afectivo, sino al intelectual, al somático y al espiritual. Las personas capaces de captar con mayor hondura lo que está sucediendo en el entorno, perciben más información, y también están dotadas para generar soluciones innovadoras. Pero eso conlleva el riesgo de que su vida se paralice por sobreestimulación, especialmente en un mundo sediento de impactos. También estas personas enriquecen la sociedad con sus dotes de empatía, generosidad, afán de servicio o lealtad. Pero, precisamente por ello, son más vulnerables.
Aunque quizás el mayor reto que afrontan sea cómo alimentar su vida interior. La espiritualidad contemporánea está cada vez más abducida por los supuestos logros de las religiones orientales. El yoga o la meditación zen, incluso supuestas “terapias” como el Reiki, se han normalizado sin resistencia alguna en entornos cristianos. En este libro se rescata, partiendo de la personalidad del propio Jesús, la riqueza de la tradición cristiana en el arte de construir espacios de paz interior. Más aún, de modo indirecto, logra detectar hábitos que han convertido la religión católica en un mero ritual o en un ejercicio voluntarista, lo que explica la sed de tantos por beber de otras espiritualidades.
La clave del cristianismo es el encuentro con un Amor que es persona encarnada y que puede habitar los abismos del alma llenando sus vacíos. La reflexión, la oración “de tú a tú” con todo un Dios, la potencia salvadora de los sacramentos para alimentar el espíritu o corregir los errores que le restan libertad, son redescubiertos de una manera muy atractiva. Y es en esto en lo que el libro de Pardo aporta claves espirituales magníficas, que incluso dejan al lector con ganas de un ulterior desarrollo. No es de extrañar que en poco tiempo se agotase la primera edición y se haya publicado ya una segunda, dos meses después. Este acierto abre caminos luminosos no solo a las personas más sensibles, sino a esa multitud contemporánea que necesita redescubrir la riqueza con la que solo Dios puede colmar el ansia de felicidad auténtica del alma humana.