Tras Me debes un beso, Lucía Martínez Alcalde (Burgos, 1989), periodista y escritora, publica su segunda novela, Por donde entra la luz. Es, además, coautora del ensayo Más que juntos, dedicado al noviazgo y al matrimonio.
Su nueva novela está especialmente dirigida a los lectores jóvenes, aunque también puede disfrutar de ella el público adulto, pues los temas que toca son universales, los conflictos afectan a todas las generaciones y la calidad literaria es contrastada. El ritmo y el tono de la novela consiguen reflejar muy acertadamente el mundo interior de los protagonistas, los jóvenes Elena y Nacho, personajes nada tópicos.
La autora aborda el tema amoroso con gran calidad y altura de miras, sin caer en tópicos romanticones ni en un estereotipado y obsesivo concepto de amor dominado por el egoísmo, el sexo exprés y los placeres y sentimientos inmediatos.
Elena ha finalizado de manera desastrosa el segundo curso de Bachillerato, con la mitad de las asignaturas suspendidas. Ha roto de manera traumática su noviazgo con Mario. Y las relaciones con sus padres no son nada buenas, sobre todo con su madre, a la que no pasa ni una. Para recuperar las asignaturas y prepararse para la selectividad, los padres deciden que pase el verano en casa de su abuela, en una zona costera del Mediterráneo. Allí estará dos meses centrada en los estudios.
Aunque no pensaba tener vida social, entra en contacto con un grupo de amigos universitarios con los que pronto encaja muy bien. Elena flirtea con algunos de estos jóvenes hasta que se fija en Nacho, que estudia Ingeniería en Madrid y con el que coincidió cuando eran niños.
Desde entonces, Elena se enfrenta con otra actitud a los problemas. La relación con los demás deja de ser melodramática y angustiosa, y adquiere perfiles más positivos. Empieza a valorar las cosas con una perspectiva más profunda, llena de agradables matices a los que contribuye su afición a la poesía, que da un tono muy original a su percepción de las cosas y también a su idea del amor. También vuelve a pintar, afición que había abandonado hace años.
La novela está ambientada en una realidad muy contemporánea. A ello ayudan las abundantes referencias musicales, selectas citas literarias y el tono de las relaciones y conversaciones, sin dejarse llevar por lo cutre en las expresiones. Al contrario, la calidad literaria es uno de los grandes aciertos de la novela. La autora consigue meterse en la piel de una joven que está en un momento crítico, pero que reconoce que debe dar un salto adelante para encarar la vida de otra manera. Alejada de fáciles moralejas y clichés, muy presentes en la literatura juvenil actual, la autora realiza una eficaz y atrayente disección del enamoramiento juvenil.