Por los ojos de Shakespeare

Rialp.

Madrid (2013).

285 págs.

Traducción de Aurora Rice y Enrique García-Maíquez.

TÍTULO ORIGINALTrough Shakespeare’s eyes

En Shakespeare, una investigación, el autor aportaba los datos que permiten afirmar casi sin ninguna duda que el gran escritor inglés era católico. Al final del libro, sugería analizar las obras de Shakespeare con esta nueva perspectiva, para descubrir en ellas la clave católica, y concluía aquel texto con unas breves catas. Ahora se ocupa de un modo mucho más pormenorizado con el análisis de El mercader de Venecia, Hamlet y El rey Lear.

El resultado es un libro fascinante, una lección de análisis textual, con aportación de datos y argumentos demostrativos de las tesis del autor, que en algunos pasajes tiene un tono casi detectivesco. Resulta muy interesante el prólogo en el que Pearce defiende la filosofía y la crítica realistas frente al inmanentismo y al relativismo de los últimos siglos, que ha influido en interpretaciones y versiones de las obras de Shakespeare que, en su opinión, alteran notablemente su significado.

Al analizar las tres obras elegidas, Pearce aporta numerosos datos de la biografía de Shakespeare y de la época de Isabel I y de Jacobo I, que las sitúan en el entorno y en las circunstancias en que fueron escritas y que conviene conocer para interpretarlas correctamente. La persecución tanto a católicos como a puritanos fue terrible y muy cruel, hubo muchos mártires y ser “papista” era muy arriesgado. A estos datos, se añade el análisis y la interpretación de los textos, toda una lección de crítica literaria rigurosa, que aporta muchas luces para una cabal comprensión de las obras y de lo que Shakespeare pensaba y quería comunicar.

Después del análisis de los textos, en el epílogo el autor concluye que lo que sobre todo combatía el gran bardo inglés era el maquiavelismo, que iba emergiendo en la cultura, en la política, en las costumbres, y la pérdida del sentido moral, el alejamiento del realismo iusnaturalista y de las raíces cristianas. El libro se concluye con un apéndice muy útil, sobre todo para quienes no hayan leído Shakespeare, una investigación, pues se trata de un resumen de los datos que los historiadores han ido aportando y que demuestran el catolicismo de Shakespeare. Buena edición a cargo de Aurora Rice y de Enrique García-Máiquez.

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