Destino. Barcelona (1993). 189 págs. 1.750 ptas.
Intelectual y profesor universitario de Literatura Comparada en Cambridge y Ginebra, Steiner (1924) es conocido internacionalmente por su gran labor ensayística. Antes de ésta hizo dos incursiones en la narrativa; no las conozco, pero si son como ésta, haría mejor en seguir enriqueciendo el pensamiento con sus eruditos y valiosos ensayos.
Pruebas, de poco más de cien páginas, pretende ser una novelita en la que se escenifica o dialoga -por decir algo- la reciente caída del comunismo en el mundo. Sitúa la acción -por decir algo- en una ciudad italiana, y los pocos personajes -por llamarlos de algún modo- van hablando de una manera más plana que esos malos alumnos que recitan de memoria sin entender lo que dicen; el autor les reparte a trozos el discurso intelectual que previamente había pensado. Pensamiento aquí que, por otro lado, es muy poca cosa. Sorprendentemente muy poca cosa para tan serio y profundo ensayista.
Con los otros dos breves escritos (¿parábolas?), Discos de la isla desierta y Navidad, Navidad, recurre a la escritura automática y a los sueños recordados, algo así. Pero esta especie de surrealismo onírico, ilógico, cansa mucho, agota.
La tercera ¿parábola? se titula Un tema de conversación, que es el sacrificio de Abraham. Es sabido el origen judío del autor. Aquí de nuevo los comentarios de la conversación son tan decepcionantes como los de Pruebas en torno al comunismo. Se salvan las cinco últimas páginas: recogen la intervención de una mujer, que interpreta los sentimientos de Sara sobre su hijo Isaac.
No siento ser tan duro. No he escatimado elogios a su ensayo Presencias reales (cfr. servicio 1/92); pero aviso al posible lector que si han publicado «eso» es por ser del renombrado Steiner. Y el renombrado Steiner debería saber juzgar un poco más objetivamente sus propias, por así decir, creaciones narrativas.
Pedro Antonio Urbina