Planeta. Barcelona (1998). 310 págs. 2.200 ptas.
La novela finalista del premio Planeta 1998 transcurre en Costa Rica, adonde va destinada una joven funcionaria internacional. Puesto que el autor trabajó para Naciones Unidas en Centroamérica durante nueve años, podría suponerse que la obra iba a referirse a alguna clase de acciones humanitarias. Nada más lejos de la realidad. Lo que en ella se despliega es un melodrama ambientado en playas caribeñas, con desenlace en el puerto de Barcelona. Para cubrir las horas de ocio, la bebida y la droga -«blanda», eso sí- son los remedios inmediatos que se ofrecen en Costa Rica a los representantes del Primer Mundo. Además, existe también la «pasión arrolladora», representada por un mulato de ojos verdes, que vive del efecto que su físico produce en los extranjeros de uno y otro sexo. Con estos ingredientes, Mendiluce ha escrito una novela vulgar hasta el hastío en su desarrollo folletinesco, escrita con un estilo lleno de tópicos y obscenidades. La obra ofrece pocos alicientes para su lectura, salvo si se considera como tal la alta dosis de pornografía que contiene.
Pilar de Cecilia