Plaza & Janés. Barcelona (1997). 431 págs. 2.800 ptas.
Anne Tyler (Minnesota, 1941) es considerada actualmente una de las novelistas más interesantes de Norteamérica. Ha publicado trece novelas, una de las cuales -Ejercicios respiratorios- fue galardonada con el premio Pulitzer en 1988.
¿Qué fue de Delia Grinstead? narra la crisis de madurez de una mujer de cuarenta años, a consecuencia del desdén que poco a poco percibe en el trato con su familia. Su marido, quince años mayor que ella, vive instalado en la rutina de su profesión médica, ocupación que sólo abandona para dedicarse a banalidades. También sus tres hijos -lejos ya de la infancia- muestran su desatención y despego, con lo que el sentido de su papel de madre comienza a resquebrajarse ante la incapacidad de salvar la distancia que les separa.
Un buen día, durante unas vacaciones y sin premeditación, se marcha a otra población sin avisar a su familia de su nuevo paradero.
Tyler muestra una gran sencillez formal, con abundantes diálogos de gran agilidad y descripción de multitud de sucesos. Algunos personajes, como la propia Delia y el abuelo Nat, están muy bien retratados. Pero la dificultad del tema hace que salgan a relucir en mayor medida las carencias en el tratamiento de la realidad matrimonial. Tyler prefiere mostrar hechos que hablen por sí solos, pero elude siempre cualquier referencia ética, de modo que los propios actos sólo parecen valorarse según reporten o no satisfacciones puramente egoístas.
La novela responde al estereotipo de mujer madura desencantada con su familia, que hace balance vital y decide buscar su independencia. Un balance no muy distinto del que se observa en mujeres maduras desencantadas de su independencia que añoran una familia. Pues, como descubrirá también la protagonista, el sentido de la libertad depende del valor que uno atribuya a los vínculos que ha asumido en la vida.
La autora dedica casi la totalidad de la novela a mostrar la vida de la protagonista lejos de su familia, y la intrascendencia de muchos pasajes hace perder intensidad al relato. Es en las últimas páginas donde aparecen los mayores aciertos narrativos y donde Tyler da mayor entidad dramática a los personajes. De un modo algo estereotipado, la novela muestra también la falta de ideales de la juventud norteamericana.
Pablo de Santiago